Si estás visitando Mallorca por primera vez, seguramente ya habrás oído hablar de sus playas de ensueño, sus pueblos con encanto y su deliciosa gastronomía. Pero hay un rincón bajo tierra que no te puedes perder: las Cuevas del Drach, uno de los tesoros más impresionantes de la isla.
Las Cuevas del Drach (en español, ‘Cuevas del Dragón’) son un sistema de cuatro grandes cuevas conectadas entre sí, ubicadas en la costa este de Mallorca, en el municipio de Porto Cristo. Tienen una longitud de más de 1.200 metros y una profundidad que alcanza los 25 metros bajo tierra. En su interior encontrarás estalactitas y estalagmitas de formas caprichosas, formaciones rocosas que parecen sacadas de un cuento… y el impresionante Lago Martel, uno de los lagos subterráneos más grandes del mundo.
El recorrido por las cuevas no es solo visual: también es auditivo. Al llegar al lago, disfrutarás de un pequeño concierto de música clásica en vivo mientras unas barcas iluminadas se deslizan sobre el agua. La acústica del lugar lo convierte en una experiencia única que muchos describen como “de otro planeta”. La sensación de estar bajo tierra, en una cueva rodeado de belleza natural, junto a un lago, escuchando música clásica de una forma totalmente distinta a la que estamos acostumbrados; una maravilla sensorial. ¡Altamente recomendable!

Imagen en el interior de las Cuevas del Drach

¿Dónde están y cómo llegar?
Las Cuevas del Drach están en la localidad de Porto Cristo, al este de la isla. Desde Palma, el trayecto en coche es de aproximadamente una hora, lo que puede parecer lejos para algunos… ¡pero créenos, vale totalmente la pena!
Quienes vivimos en Mallorca a veces nos volvemos un poco cómodos con las distancias, ya que una hora en coche ya nos parece mucho camino (es lo que tiene estar acostumbrado a distancias cortas). Pero cuando alguien menciona las Cuevas del Drach, hasta los más isleños admitimos que es una fantasía de lugar que hay que visitar al menos una vez en la vida —o varias—. Su belleza no tiene edad ni pierde encanto, y verla a través de los ojos de quienes la descubren por primera vez nos recuerda lo afortunados que somos.

Eso sí, si al llegar ves mucha gente haciendo cola, no te preocupes. Es normal. Por visita entra mucha gente, pero todo tiene su sentido y su razón. Prepárate para esta una hora de viaje sensorial y para algo distinto que recordarás durante mucho tiempo.

¿Quién va a querer perderse algo así?